lunes, 19 de noviembre de 2007

Bodeguita, bodeguica y bodeguilla


Este próximo viernes se celebrará el día de San Clemente en la ciudad de Lorca. Esta fiesta se debe a la reconquista de los cristianos de estas tierras encurtidoras allá por el siglo 13. Además, este próximo viernes también se celebrará los 29 años que un servidor anda por este mundo de Dios. Para celebrarlo, decidí llamar a dos de mis cuñados (Francis y Raquel) y proponerles salir a cenar a la bodeguita, restaurante que se encontraba celebrando unas jornadas gastronómicas en donde mi profe de cocina, Pedro, participaba y, a la vez, uno de los restaurantes de la capital recomendados por alboroque. Debo aclarar que este pasado viernes también se celebró el cuadragésimo de Francis, por lo que la salida con ellos tuvo más sentido que de costumbre. Como yo había propuesto el lugar, me molesté en buscar en Internet el paradero del local, pero en vez de mirar la página de donde saqué el teléfono (alboroque), rápido como un gamo, seleccioné la primera página que me escupió el google bajo el filtro asesino de “bodeguita Murcia”. Lógicamente, la dirección que tomé como referencia no era la del restaurante que buscaba. He de decir que hay que ser un poquito cabroncete para ponerle a cuatro restaurantes de la capital La bodeguita, bodeguilla o bodeguica.
En la primera Bodeguilla, ica o ita que visitamos estaban cerrando, a pesar de que eran tan sólo las diez de la noche. En la segunda, que se encontraba en Puente Tocinos, los árbitros de ciclismo de la región de Murcia ocupaban el local totalmente. Que como dijo Francis: “¿árbitros de ciclismo? Pues sí, árbitros de ciclismo. Tras tomarnos una cerveza con un salpicón muy bueno (creo que lo que diferencia a un salpicón bueno de uno muy bueno es que éste último lleva tomate rallado en abundancia) en la ante sala del Mesón La Torre, el cual, según mi cuñada que ya había estado, no valía una mierda, decidimos seguir recorriendo Murcia en busca de nuestra reserva y no quedarnos a cenar allí. Casi a las once llegamos al local donde nos recibieron muy cordialmente, es decir sin importarles que llegáramos una hora tarde. Los locales que trabajan con menús cerrados están preparados ante cualquier imprevisto, por tener los platos ya hechos. Estoy seguro de que no es problema alguno que se les presente para cenar sin avisar el equipo juvenil de fútbol australiano de Sydney y los campeones del mundo de los últimos diez años del Pressing Catch. El menú constaba de seis platos: Flan de queso con salsa de pimiento de piquillo, Crema de apio y manzana, crujiente de foie con higos de la Alpujarra, pintxo vertical, carrillera estofada con crema de patata y trufa naranja y ravioli con crema de coliflor y miel de caña. De postre un creps de manzana al anís. Todo por 35 euros por cabeza, incluido el vino. El servicio fue bastante rápido y con un punto familiar que aunque agradable al principio, restó elegancia al local. Todo estuvo bastante sabroso, aunque lo único que verdaderamente destacó de la carta fue el crujiente de foie, el cual, aunque no sabía mucho a hígado (luego supe que no llevaba), tenía un crujiente realmente especial. El postre, poco flambeado y, por lo tanto, con demasiado sabor a Marie Brizard, terminó por dejar al trasluz la falta de delicadeza a la hora de cuidar los pequeños detalles. Creo que con un pequeño esfuerzo, la bodeguita podría dar el salto a la primera fila de los locales gastronómicos, si empiezan, eso sí, por cambiar nombre tan común entre los garitos murcianos. Puntuación: Bueno.

5 comentarios:

Lola dijo...

Me alegro que el periplo gastronómico llegara a buen puerto. Qué torpe estuve con el cumpleaños de Francis, mamma mía, esta tarde le llamo... Con el tuyo haré lo propio... 29?! pero cómo puedo tener tíos tan jóvenes...
Besos.

Anónimo dijo...

Bueno, Lola, ya me doy por felicitado, que con la porrá de años que me caen, tampoco es para dar saltos de alegría. Aunque una llamada tuya siempre es bien recibida, of course.

Qué bien cenamos, campeón. Lo de los árbitros de ciclismo es que me sonaba raro de cojones, no me imaginaba a un tío de negro corriendo al lado de Armstrong para ver si la escapada había sido fuera de juego, o había arrancado desde atrás. Por no decir que

Buena cena, buena compañía, buen vino y buena sobremesa en el Guanábana Jam. Qué dura es la vida.

Anónimo dijo...

La verdad es que ser árbitro de ciclismo debe ser que te gusta mucho, mucho el ciclismo pero no tienes cualidades. En fútbol, la mayoría de gente que tenía este problema u organizaba sus propios partidos con gente que era igual de malo que él, o directamente se hacía portero. pero es que la hostia: "Nene, ¿tu padre en qué trabaja?

greg dijo...

bueno yo aprovecho para felicitaros a los dos. Sergio sigo tus aventuras culinarias, que lo sepas, pero estoy echano en falta recetas o ideas, que tengo que ponerme las pilas si no quiero caer en el mundo de las pizzas tarradelles.

Salamanca dijo...

xDDD