El pasado miércoles también tuve curso de cocina. No os he puesto entrada alguna porque no he tenido el tiempo y las ganas suficientes de ponerme a escribir sin soltar un rollo de tres pares de huevos. Atún rojo con cus cus y una crema de Idiazabal, por un lado, y magret de pato en ensalada tíbia de pasta, por el otro. Como la primera semana en la cocina hubo cuatro recetas distintas, más de uno se quejó de no haber aprendido cómo se realizaban el resto de recetas, Pedro, el profe, decidió hacer sólo dos recetas, aun equivocándose al hacerle caso a los lloricas. Destacaría lo bien combinados que estaban los dos platos y lo sabroso que queda el cus cus con la salsa de queso. Por lo demás, nada que comentar.
Pero sí quiero hacer mención especial a varios integrantes del grupo que siguen empeñados en ser el centro de atención de allí donde se encuentran. Lo hacen de diferentes formas: gritan tacos vulgares para hacerse oír, desobedecen las reglas del grupo y hacen y deshacen a sus anchas cualquier cosa que a ellos les parece. No llevan guantes en clase, siendo obligatorio llevarlos (en las cocinas profesionales también es obligatorio). Cambian de grupo a su antojo, dependiendo de si les gusta o no la receta que les ha tocado. Meten el dedo para probar cualquier salsa y arrebatan las herramientas de las manos con las artes más sucias y vengativas posibles. Por favor, señoras, dejen de ser unas hijas de puta y unas gallufas* y colaboren con la sociedad que les ha tocado convivir. Y tener en cuenta que gritar en presencia de gente que no os conoce es igual que oler a sudor rancio y ponerse a dar abrazos a diestro y siniestro.
El curso es bueno y lo van a joder tres imbéciles impresentables.
*Gallufas.- Dícese de las mujeres que no son agradables. Protestan de todo y no admiten que algo no se haga como a ellas les gusta aunque no aceptan correcciones de nadie. También desprenden la sensación de tener al marido a dieta estricta desde hace bastante tiempo.
Pero sí quiero hacer mención especial a varios integrantes del grupo que siguen empeñados en ser el centro de atención de allí donde se encuentran. Lo hacen de diferentes formas: gritan tacos vulgares para hacerse oír, desobedecen las reglas del grupo y hacen y deshacen a sus anchas cualquier cosa que a ellos les parece. No llevan guantes en clase, siendo obligatorio llevarlos (en las cocinas profesionales también es obligatorio). Cambian de grupo a su antojo, dependiendo de si les gusta o no la receta que les ha tocado. Meten el dedo para probar cualquier salsa y arrebatan las herramientas de las manos con las artes más sucias y vengativas posibles. Por favor, señoras, dejen de ser unas hijas de puta y unas gallufas* y colaboren con la sociedad que les ha tocado convivir. Y tener en cuenta que gritar en presencia de gente que no os conoce es igual que oler a sudor rancio y ponerse a dar abrazos a diestro y siniestro.
El curso es bueno y lo van a joder tres imbéciles impresentables.
*Gallufas.- Dícese de las mujeres que no son agradables. Protestan de todo y no admiten que algo no se haga como a ellas les gusta aunque no aceptan correcciones de nadie. También desprenden la sensación de tener al marido a dieta estricta desde hace bastante tiempo.
5 comentarios:
Por un momento he estado tentado de responderte en plan comprensivo: con su comportamiento suplen carencias, eso en su casa no lo pueden hacer, se muestran más liberadas allí y por eso pierden un poco los papeles, y otras explicaciones de amplio calado intelectual en plan "El psícólogo de Mens Health te responde: No te preocupes, ellas no se fijan en que se te cae el pelo, sólo miran la belleza en tu interior (Parte XXVI)", pero no. No hay justificación posible. En la mayoría de los casos es que son así de bordes y si pueden te freirán como intentes superarlas en algún terreno que consideren propio.
No tengo derecho a vetar a nadie, pero, si saben cocinar ¿qué hacen allí?, siempre se puede perfeccionar todo conocimiento pero ¿a caso se dejan guiar?. Desbordan un irrefrenable deseo de demostrar todo lo que saben, parece una competición. Y nos quedamos las novatas con dos pares de narices. En 4 horas de curso he aprendido a meter la gelatina en agua y a hervir pasta. Manda huevos. Es que hasta te quitan las cacerolas, cucharas y demás utensilios de las manos. Alucinante. Pero lo mejor, es lo espesas que son con la única justificación de que en su casa no usan guantes o llevo las manos limpias. Y digo yo: ¿es que estoy en tu casa? o ¿cuando cocinas en tu casa metes el dedo a la salsa? o ¿estás insinuando que si yo me pongo guantes es porque llevo las manos "comías de mierda"?. Entiendo que son más limpias que el oro, pero señora déjeme desconfiar de sus uñas largas, porque se que no viene de hacerse la manicura. Un asco. No tiene desperdicio una cámara oculta para poder ver el gallinero que se forma con estas mujeres totalmente desinhibidas. Pero todavía nos queda la esperanza de que el frío y brasero haga mella para que dejen de ir y se vuelvan a enganchar a Hospital Central o a España Directo. Lo que sea,pero que sea rápido.
Francis, la verdad es que imagino que debe de ser que no saben que van a aprender, no a trabajar. Hay una que aunque el profesor designa a los cuatro que cada día están en el equipo de limpieza, ella limpia también!!! Vamos a ver. ¿Es que eres gilipollas? ¿ O no entiendes que tú no eres de ese grupo?
Irene, no por saber más tienes que quedarte en casa, ya que siempre se aprende algo. Si tú has aprendido sólo a disolver gelatina es porque no te fijas o no preguntas. Creo que la clave es leer las recetas y ver todos los pasos que se tienen que hacer para fijarte en el que no sepas o no entiendas. Con todo, espero que las gallufas se cansen de recetas "raras" y se queden en sus casas.
Ni caso a las gallufas. Y gracias por haberme enseñado una nueva forma de denominar a según quién. ¿Hay también gallufos?
pues la verdad es que somos pocos los hombres que acudimos, pero conociéndonos como nos conozco te puedo decir que dado el caso sí, hay gallufos.
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